Ser madre o padre se experimenta como una montaña rusa de emociones ambivalentes. Por un lado, ver crecer a tus hijos y disfrutar de ellos es una sensación maravillosa e incomparable. Pero existe una cara no tan amable que si no se gestiona adecuadamente puede tener unas consecuencias psíquicas y físicas negativas como consecuencia de un estrés crónico producido por la alta exigencia en la vida diaria unido al proceso de adaptación a una nueva dinámica nueva cultural y social criando hijos entre otros muchos factores. Este punto es el denominado burnout parental con el plus de vivir en el extranjero.
Aunque la OMS (Organización Mundial de la salud) haya indicado que “es un fenómeno exclusivo del contexto ocupacional y no debe aplicarse para describir a otras experiencias de la vida” en un artículo de 2014, titulado “Is burnout solely job-related? A critical comment,””, Bianchi et al. (2014) cuestionaron la visión del agotamiento como una condición relacionada con el trabajo. Según estos autores argumentaron que cualquier actividad que pueda provocar una respuesta de estrés frecuente e intensa podría contribuir al desarrollo del burnout. Esto puede incluir la paternidad y la migración (o juntas) por ejemplo que son dos situaciones en las que ayudo y acompaño psicoemocionalmente a mis pacientes.

Estrés gestionado sin éxito
Se puede definir el estrés como un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos. Es la forma en que reaccionamos el estrés lo que marca el modo en que afecta a nuestro bienestar.
El estrés afecta tanto a la mente como al cuerpo puesto que están interconectados. Es constructivo tener algo de estrés porque no ayuda a afrontar situaciones diversas y a realizar actividades diarias, pero cuando el estrés pasa a ser excesivo y se cronifica tiene consecuencias físicas y psíquicas que ponen en riesgo la salud. Sin embargo, podemos aprender a lidiar y relacionarnos mejor con él para sentirnos menos abrumados y mejorar nuestro bienestar físico y mental.
Cuando tenemos estrés nos resulta difícil relajarnos y concentrarnos, y podemos sentirnos ansiosos o irritables. Además, el estrés puede causar dolor de cabeza o de otras partes del cuerpo, malestar gástrico, dificultades para dormir o alteraciones del apetito (comer más o menos de la cuenta). Las situaciones estresantes pueden causar o exacerbar problemas de salud mental, frecuentemente ansiedad o depresión, que requieren atención médica.
Cuando el estrés forma parte de nuestra vida de forma constante puede avanzar y generar otras sintomatologías mas desagradables que ponga en peligro nuestra salud. Este estrés manejado sin éxito puede desembocar en burnout
¿Cómo saber si estás sufriendo Burnout parental?
“Antes, siempre lo tenía todo bajo control y, de repente, nada de nada” afirmaba una madre en el reportaje “Padres en apuros: agotamiento en lugar de felicidad familiar” producido por la televisión suiza SRF.
Esta declaración no presenta un punto de inflexión y un punto en donde nuestro cuerpo nos avisa y nuestra mente nos dice basta. Aprender a leer y anticipar este momento es clave para poder atajar el problema y prevenirlo para amortiguar mejor las consecuencias y poder restaurar de forma más eficiente el equilibrio del padre o la madre afectada.
Desde no hace muchos años atrás se había estado hablando en el campo de la psicología del burnout parental o agotamiento parental, concepto con el que se denominaba un término no clínico que afectaba a madres y padres que se exponían a altos niveles de estrés durante el periodo de crianza y carecen de recursos para afrontarlo.
Es muy importante en tener en cuenta que le burnout parental no es:
- Depresión
- Burnout laboral
- tristeza o depresión postparto
Pero fue en 2018 las investigadoras del Instituto de Psicología de la Universidad de Louvain (Francia), Isabelle Roskam, María-Elena Brianda y Moïra Mikolajczak, desarrollaron una escala para medir el nivel de agotamiento que estaban sintiendo madres y padres.
Ya la autoras previamente adaptaron los ítems del Maslach Burnout Inventory©(MBI, Maslach et al., 1986 ) para que todos los ítems se refirieran sin ambigüedades al contexto de los padres y luego ingresaron los 22 ítems originales relacionados con el trabajo junto con 22 ítems nuevos relacionados con la crianza en un análisis factorial exploratorio ( Roskam et al., 2017)
Las personas que contestaron este cuestionarios se enfrentaba a preguntas como: me siento frustrado en mi papel como padre, Pensar en todo lo que tengo que hacer como mamá/papá me da ganas de quedarme en la cama, me resulta agotador solo pensar en todo lo que tengo que hacer por mi niños, siento que no me reconozco como madre o padre o no tengo energía para cuidar a mis hijos y los encuestados tuvieron que responder qué tan identificados se sentían con esas afirmaciones del 1 al 7. ¿Te resuenan como padre o madre?
En una primera fases el burnout parental es un síndrome que afecta a padres y madres que están expuestos a un estrés excesivo sin tener los suficientes recursos para compensar el efecto que produce el estrés en sus vidas, sean estos recursos personales, de contexto, económicos o redes de apoyo. En otras palabras, la pérdida de equilibrio entre los factores estresantes y los recursos necesarios para atenuar esos factores estresantes. Cuando ese desequilibrio es crónico o se mantiene en el tiempo, se puede hablar de un burnout o agotamiento parental.
Puedes marcharte de un trabajo pero de tu rol como padre o madres no.
Moïra Mikolajczak
¿Qué características tiene el burnout parental?
Las características planteadas en las investigaciones de la Universidad de Louvain que definen al síndrome son las siguientes:
- Agotamiento de la función parental. Suele ser el primer síntoma que aparece. El progenitor se siente exhausto, agotado y al límite de sus fuerzas. Este agotamiento puede manifestarse a nivel emocional (sensación de no poder más), a nivel cognitivo (sensación de no poder pensar correctamente) y/o a nivel físico (fatiga).
- Sobrecarga y pérdida del disfrute de la crianza. El progenitor es incapaz de seguir ejerciendo como tal, se siente abrumado y ya no obtiene ningún disfrute de la crianza.
- Distanciamiento emocional de los hijos. Los padres se agotan y no les queda energía para la relación con sus hijos, o al menos no tanta como de costumbre. Prestan menos atención a lo que sus hijos les dicen, o sólo les escuchan a medias, dejan de preocuparse tanto por las experiencias y sentimientos de sus hijos, no se implican tanto en la crianza y su capacidad para demostrar a sus hijos cuánto les quieren disminuye. Hacen lo que tienen que hacer: llevarlos al colegio, darles de comer, lavarlos y acostarlos, pero nada más.
- Sentimiento de contraste. El padre o la madre se da cuenta de que ya no es el padre o madre que era, y mucho menos el que quería ser. Ya no se reconoce a sí mismo y se avergüenza del progenitor en el que se ha convertido. Hay un contraste entre el progenitor que fue y el que es hoy.
Se definió también que aproximadamente un 14% de los padres podría presentar este síndrome aunque esto contrasta con un estudio de la Universidad de Ohio realizado después de la pandemia a padres y madres trabajadores que afirmaba que afectaba al 66% de los padres y madres encuestados.
La pandemia a actuado como acelerador. No ha mostrado cosas nuestras pero las mostrado de forma más cruda y haciéndolas más difíciles de gestionar.

¿Cómo afecta a las familias emigradas?
Este tema está por estudiar y profundizar pero mi experiencias como psicólogo especializado en personas expatriadas me dice que los riesgos de problemas de burnout parental de multiplican por dos ya que sumado al hecho afrontar, aprender y gestionar lo que significa ser padre y madre per se suman al menos dos más:
- el de entender las dinámicas culturales asociadas a la crianza en el país de acogida
- y el de la gestión de todo ese proceso sin los apoyos necesarios.
Hay muchas cuestiones más pero si hay un denominador común que me encuentro tanto en mi vida personal, en el testimonio de otros migrantes y el mi atención como psicólogo a otros migrantes es la dificultad de la crianza cuando la familia y la red de apoyo está lejos y no se pueden disponer de ella cuando más la necesitas. Esto es así, hay que aceptarlo y lidiar con ello.
Sobre este último que es el que más reportan los padres y madres que atiendo y viven en el extranjero, incluido yo mismo como padre de dos hijas, escribí un artículo titulado “¿Qué apoyos necesita una padre y madre migrante?” en dónde puede profundizar el tema.
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