Las personas que emigran a otro país experimentan el sentimiento de soledad en algún momento. Este puede ser negativo, incómodo e incluso puede poner en peligro el bienestar psicológico de la persona pero también se puede experimentar de forma positiva representado en un estado de disfrute con uno mismo. ¿Cómo afrontarlo para ayudar a superarlo? ¿Cómo lograr generar dinámicas que ayuden a adaptarnos en aquellos momento que no existe una red social? ¿Por qué es beneficioso buscar espacios de soledad positiva?
El emigrado y la soledad
Los sentimientos que vive la persona emigrada, entre ellos la soledad, los afronta con la cercanía de los seres queridos que es una fuente de apoyo y relación social muy importante. Esta situación de separación, este duelo a la familia y al grupo de pertenencia es un factor muy importante a tener en cuenta. Estas personas para el emigrado dejan de tener la presencia como se conocía antes y se redimensiona en otro tipo de relación.
Además este hecho se ha visto agravado por la pandemia del COVID-19 en donde muchas personas ha tenido que posponer sus visitas o las que reciben para reencontrarse con los seres queridos. De igual forma, la situación de encierro ha obligado a convivir con una nueva realidad social muy vinculada a la activación de procesos de soledad que suponen un riesgo en muchos casos.
Es importante tener en cuenta que aunque la persona emigre acompañada de su pareja, hijos y otro familiar, se verá obligada a construir nuevas redes sociales al mismo tiempo que lidia con momentos de soledad (individual y compartida) que debe gestionar emocionalmente.
Si lo miramos desde el lado más constructivo, emigrar nos ofrece también una oportunidad de estar nosotros mismo y conocernos de una manera que hubiera sido difícil antes de hacerlo. Y aunque es un gran reto gestionar la soledad que se vive en ocasiones, este aprendizaje nos puede proporcionar una capacidad de adaptación y autoconocimiento super valioso en nuestro proyecto de vida en general.
Emigrar nos ofrece también una oportunidad de estar con nosotros mismos y conocernos de una manera muy especial.
Carlos Rodríguez

¿Cómo repercute sentirnos solos en nuestra salud?
Julianne Holt-Lunstad, profesora de Psicología y Neurociencia en la Universidad Brigham Young, quien está especializada en el estudio de la soledad, explica que la conexión social es una necesidad biológica para el ser humano.
“Somos seres sociales y nuestros cuerpos responden cuando no tenemos proximidad con otros”.
Julianne Holt-Lunstad
Para entender la profundidad de nuestra relación con la soledad, dos de sus estudios nos muestran resultados más que reveladores:
- La falta de cualquier tipo de conexión social constituye un factor de riesgo de mortalidad, comparable a fumar hasta quince cigarrillos al día. (Estudio)
- la soledad aumenta en un 26 por ciento el riesgo de muerte a edad más temprana. (Estudio)
También llegó a la conclusión que el riesgo de muerte debido al aislamiento social, la soledad y el hecho de vivir por nuestra cuenta supera al asociado con la obesidad, la actividad física y la contaminación del aire.
¿Qué tipos de soledad existen?
No es lo mismo sentirse solo que estar solo. Podemos sentirnos solos rodeados de gente o no sentirnos solos aunque no tengamos compañía. La clave negativa de la soledad reside en el sentimiento de soledad que puede hacernos sentir excluidos y producir mucho malestar llegando a poner en riesgo nuestra salud.
La soledad tiene muchas formas de mostrarse y conocer los tipos de soledad puede servirnos de ayuda para entenderlo mejor.
- Soledad de contexto. Podemos sentirnos solos en un contexto determinado. Por ejemplo en el trabajo o el la Universidad. Puede ser que no existan las redes adecuadas o de la calidad que necesitamos. O sencillamente nuestra actividad laboral facilite en sentirnos demasiado solos.
- Soledad transitoria. Es probable que algún acontecimiento de la vida nos haga sentirnos solos por un tiempo concreto. Este tipo de soledad está muy vinculado por ejemplo al proceso migratorio. Al principio no hay redes sociales, son escasas o de poca calidad. Pero con el tiempo y generando conductas de búsqueda proactiva esta situación de soledad puede ir mejorando.
- Soledad crónica. Este tipo de soledad no depende tanto de un contexto o de una situación concreta aunque pueda ser causa de ambas. Pasa el tiempo y te sientes aislado. Va afectado de forma global y perpetuandose en el tiempo. Produce una gran pérdida de energía vital y disminuye la motivación para buscar soluciones por lo que puede ser muy perjudicial a nivel psicológico. Cuando una persona emigra y al pasar el tiempo por circunstancias no logra tejer redes de apoyo, su contexto laboral no acompaña y su contacto con las personas que se quedaron en el lugar de origen es dificultoso, la soledad puede cronificarse aislando más a la persona.
- Soledad emocional. Es una soledad vinculada a las relaciones y sus expectativas no cumplidas o la falta de comprensión por parte de los demás. Puede ser un caso muy común en las relaciones de pareja en general o de pareja que migran juntas. Una de las personas o las dos pueden encontrarse con la sensación de no recibir el compromiso que consideran y al estar ambos en un proceso de soledad compartida, la situación puede complejizarse.
- Soledad positiva. Es un tipo de soledad que tiene que ver con sentirse bien en esa condición. Ser placentera y verse como una oportunidad para reencontrarse con uno mismo, con las emociones, ser más creativo, sentirse más independiente y autónomo generando un proceso de recuperación de energía. Actualmente existe un exceso de actividad, tareas y obligaciones que impide experimentar este tipo de soledad. Parece una paradoja pero con la emigración existe una necesidad de estar en soledad positiva aunque nos sintamos solos. En muchas ocasiones las preocupaciones, gestiones y quehaceres no dejan espacio para estos momento que son tan importantes y sanadores.
Los beneficios de la soledad positiva
“El simple hecho de estar a solas con uno mismo no tiene que ser malo, y los expertos afirman que incluso puede beneficiar tus relaciones sociales, mejorar tu creatividad y confianza, así como ayudar a regular tus emociones para que puedas lidiar de mejor manera con situaciones adversas” afirma Micaela Marini Higgs en un artículo del New York Times basándose en varios estudios científicos que así lo confirman.
Si se ha demostrado que la soledad ayuda a regular las emociones y que esta regulación es uno de los factores de protección más importantes para el emigrado en especial en proceso más activos de duelo migratorio, ¿Cómo se puede lograr no sentirse sola un emigrado pero al mismo tiempo cultivar espacios de soledad que le proporcionen beneficios tan importantes como los citados anteriormente?
La diferencia y clave reside en que para obtener dichos beneficios debe ser una decisión propia pasar tiempo a solas. Y para ello es clave lograr identificar cuando los necesitamos y llevarlos a cabo de forma activa. Este proceso nos lleva a la solicitud o soledad positiva.
“El simple hecho de estar a solas con uno mismo no tiene que ser malo, y los expertos afirman que incluso puede beneficiar tus relaciones sociales, mejorar tu creatividad y confianza, así como ayudar a regular tus emociones para que puedas lidiar de mejor manera con situaciones adversas”
Micaela Marini Higgs
¿Cómo puede el emigrante no sentirse tan solo? ¿Cómo puede integrar la soledad positiva en su experiencia?
La meta es intentar que los momentos de soledad negativa tengan menos peso u ocupen gran parte del espacio personal pero siendo conscientes que forman parte de nuestra vida y convivimos con ellos. Así mismo, poco a poco poder dar espacio a un espacio de convivencia más sano y gratificante con la soledad. ¿Cómo? Comparto algunos consejos que han sido recopilados en base a mi labor profesional y mi experiencia personal compartida con otras personas. Algunos sería los siguientes:
- Intentar asumir la soledad como una oportunidad de conocerse a sí mismo y no como un castigo que nos ha tocado vivir.
- Caminar o hacer senderismo: Se ha demostrado que caminar es una actividad que produce muchísimos beneficios psicológicos sumados a los físicos. Además puede hacerse solo o con personas que compartan esta afición.
- El deporte puede ser de gran ayuda ya que tiene la ventaja de canalizar mucha energía y además si se trata de hacerlo en equipo nos puede proporcionar un contacto social.
- Respiración, Yoga, Pilates, Mindfulness etc..: probar este tipo de prácticas para sosegar los momentos de tensión producidos por la soledad. Existen tanto cursos presenciales como en línea en tu propio idioma que además se puede conectar con otras personas. La idea es probar y si nos resultan beneficiosos pues integrarlos en nuestro día a día.
- Buscar grupos de apoyo de su propia lengua o cultura. Es importante que sean grupos de apoyo que no ejerzan una función tóxica en relación a la cultura de acogida. También es importante ir abriéndose a personas autóctonas a medida que el idioma se maneje mejor y haya oportunidad de hacerlo.
- Aficiones: Encontrar personas con intereses similares. Hay muchos grupos en la redes sociales en donde se pueden buscar personas con ideas y aficiones afines.
- También mediante los cursos se puede entrar en contacto con otras personas y descubrir tal vez la posibilidad de tener una relación social más allá del propio curso.
- Cambiar de contexto: buscar cualquier excusa para salir de un bucle negativo de soledad. Y si no se tiene en ese momento un recurso, grupos o persona a mano es bueno salir a la calle a dar un paseo, acudir a una cafetería a leer un libro, ir a una tienda, pasear donde hay gente o cualquier otra actividad que ayude a desconectar del contexto casa-trabajo o solo casa.
- Conectar con el origen: organizar videollamadas o llamadas con personas de nuestro país de origen que sintamos que nos proporciona bienestar y tienen capacidad de escucha empática. Compartir lo que vives sin miedo al reproche o la incomprensión. Si son personas que te aprecian seguro que lo entenderán.
- Soledad positiva y momentos para sí mismo como disfrute: percibir los momentos en los que se necesita espacio para uno mismo. En ocasiones no se emigra solo y son necesarios espacios para uno mismo. Esta parte es perfectamente aplicable a si se emigra solo aunque parezca una paradoja.
Tal vez suene difícil en mucha ocasiones reunir las energías necesarias para poder buscar estas actividades que propongo mientras se está en una fase algo cruda o difícil. Tal vez la situación económica, familiar o laboral no lo pone fácil por la razón que sea. Pero tal vez es bueno intentarlo y comenzar con algo que pueda llevarse a cabo, armarse de paciencia y poco a poco ir transformando los momentos de soledad negativa en momentos de compartir con un nuevo mundo y realidad social.
Probar buscar que la soledad positiva se presente en el momento necesario para estar con uno mismo de forma constructiva y así reforzarnos en una realidad que nos ofrece esta oportunidad de conocer y conocernos.
Espero que te haya gustado. No dudes en compartirlo si crees que puede ser útil a otras personas.