Todos tenemos nuestro crítico interior que en su forma más nociva ¿Qué puede hacer esta crítica?: te amenaza («Si no trabajas lo suficiente, perderás tu trabajo»), te vigila las debilidades o errores («La has vuelto a fastidiar con tu actitud pasiva»), te ordena («Deberías de intentar hacer eso, no ves que no te sale bien») y/o te puede juzgar («Estás ridículo/a con ese vestido de colorines»). La autocrítica puede ser muy angustiosa, lastrante y a menudo puede dar lugar a sentimientos como el miedo, la vergüenza y la culpa entre otros.
La autocrítica está en un lado opuesto de la autocompasión. Mientras que la autocompasión implica una relación constructiva, amable y de aceptación con uno mismo, la autocrítica puede definirse como pensamiento muy duros dirigidos a las características personales o comportamientos que podemos realizar. La autocrítica suele consistir en juzgar y culparse a uno mismo por sus deficiencias, vulnerabilidades, «errores» etc.. tal vez por no alcanzar los objetivos y expectativas personales que tenemos antes las expectativas que tenemos o que se espera (o creemos que se espera) de nosotros
La evidencia científica ha demostrado lo nocivo para la salud que puede ser la autocrítica negativa que llega a unos niveles poco tolerables y sostenibles para nuestro equilibrio psicoemocional lo que puede empeorar mucho nuestras vidas. Estrés, ansiedad, abuso de sustancias, depresión o trastornos alimentarios son algunos de los que se han venido demostrando. (En las referencias podéis consultar las fuentes de estos estudios).
Objetivo: El objetivo de este ejercicio es aumentar la conciencia sobre la crítica interna y promover una una postura más autocompasiva hacia tu persona.
INSTRUCCIONES
A menudo somos muy duros con nosotros mismos innecesariamente. Lo más probable es que no le hablemos a alguien a quien queremos de la manera que nos hablamos a nosotros mismos. Cambiar la autocrítica puede ser un reto, pero con motivación, compromiso y práctica, puede lograrse.
Los dos pasos siguientes pueden ayudar a reducir la autocrítica y cultivar una relación más compasiva con el yo.
Paso 1: Aumentar la conciencia de la autocrítica
Durante la próxima semana, intenta ser consciente de la autocrítica en la medida de lo posible. Cuando notes que estás siendo autocrítico:
- Haz una pausa y respira profundamente tres veces.
- Fíjate en lo que te dices a ti mismo cuando fallas o has cometido un error.
- ¿Hay frases clave que te dices a ti mismo?
- ¿Cuál es el tono de tu voz cuando te hablas a ti mismo?
Paso 2: Pasa a la acción, suaviza tu voz crítica.
- Tras darte cuenta de que hablas de forma autocrítica, piensa en lo que le dirías a un ser querido en la misma situación. Ahora utiliza estas palabras para reformular lo que te dices a ti mismo.
- Presta también atención al tono de voz. ¿Cómo te gustaría hablarte a ti mismo? Practica el tono que quieres utilizar contigo en los momentos en que te sientas bien contigo mismo.
- Identifica por qué te criticas a ti mismo. El crítico interior puede proporcionar una retroalimentación útil, pero la mayoría de las veces la forma en que se presenta esta retroalimentación está lejos de ser constructiva. Intenta adoptar una «postura de aprendizaje»: ¿Qué puedo aprender de esta retroalimentación? ¿Cómo puedo hablar conmigo mismo como lo haría con un niño pequeño que está aprendiendo por primera vez? ¿Cómo puedo utilizar los comentarios del crítico interior de una manera más motivadora y constructiva?