Si hay alguna actividad que me ayudó a lidiar con el estrés y a conectarme con el nuevo entorno cuando emigré a Múnich fue darle hábito a tres actividades que me gustan mucho: caminar, la naturaleza y fotografiar. Cada día tomaba mi cámara analógica, me ponía un buen calzado, ropa adecuada y partiendo desde la puerta de casa buscaba nuevos entornos naturales en Múnich, mi nueva ciudad de acogida.

A veces olvidamos cuan importante es y lo efectos positivos que conlleva estar en entornos naturales por ejemplo. Algo que podemos tener más o menos a mano y que además es gratis. Por eso en cualquier momento, y sobre todo si estás pasando un mal momento en tu proceso migratorio, no lo dudes, busca fuerzas de flaqueza, busca un entorno lo más natural posible, lleva tu cámara encima y descubre nuevos entornos naturales. Notarás la diferencia te lo aseguro. Es una “receta” de bienestar que aconsejo a las personas que atiendo con una fuerte base científica.
Seguro que tu mente te está diciendo que no tienes tiempo, que cuando lo vas a hacer pero para esta práctica que quiero proponerte, no es necesario que dediques tiempo extra a estar al aire libre; basta con que te fijes en la naturaleza que ya está en tu vida, ya sea una vista panorámica desde tu ventana, un parque al final de la calle, durante la vuelta de tu trabajo o una planta de interior.
Tal vez no eres un gran amante de la naturaleza tampoco pero la buena noticia es que para aprovecharse de sus ventajas; según las investigaciones, la práctica de notar la Naturaleza fotografiando es igual de beneficiosa para las personas que no tienen un sentimiento de parentesco o unidad con el medio ambiente.
Para demostrártelo quiero mostrarte una de las investigaciones más relevantes al respecto. En una investigación titulada Noticing nature: Individual and social benefits of a two-week intervention publicada en la Journal of Positive Psychology, durante dos semanas, algunos participantes fotografiaron escenas de la naturaleza que les evocaban una fuerte emoción y luego escribieron una descripción de esos sentimientos; otros fotografiaron entornos construidos por el hombre o siguieron con su vida habitual. Después, respondieron a una encuesta sobre sus sentimientos y valores. En comparación con los otros grupos, los participantes que se centraron en la naturaleza declararon sentir más emociones positivas y elevación (sensación de asombro, inspiración y trascendencia) recientemente, ser más amables y serviciales con otras personas y tener una mayor sensación de conexión con los demás y con el mundo que les rodeaba. ¿No es fascinante?
Algunos investigadores creen que los seres humanos evolucionamos para sentirnos unidos y atraídos por las escenas naturales. Otros investigadores teorizan que la influencia calmante de la naturaleza reduce nuestra angustia y sensación de aislamiento. En cualquier caso hay investigación científica de sobra para animarse a hacer el ejercicio que te propongo a continuación.
Además si sumamos el ingrediente fotográfico en dónde una simple fotografía que captura una escena, un evento o un momento en el tiempo nos la oportunidad de participar en el momento y sentirse más presente. En 21 Days of Mindful Photography, Alexandria Searls describe la combinación de atención plena y fotografía como una oportunidad para «abrirse a nuevas percepciones y comprender su propia visión».
Se trata menos de producir una obra de arte extrínsecamente valiosa y más de expresarse, sumergirse en el momento y divertirse. La fotografía consciente es el arte de capturar la narrativa en una sola toma, detener y congelar el tiempo y, lo que es más importante, revelar cómo vemos las cosas.
Y si ya le sumamos un tercer ingrediente: expresión escrita como medio para hacer consciente lo que la imagen de la naturaleza nos transmitió tenemos una práctica muy saludable y beneficiosa para nuestra alma, cuerpo y mente. Vamos a ella.
- Presta atención a los elementos y objetos naturales que te rodean a diario (por ejemplo, árboles, nubes, hojas, la luna, agua en movimiento, animales, etc.) y observa cómo te hacen sentir y qué emociones te evocan. Tómate un momento para experimentar de verdad la naturaleza que te rodea.
- Cuando encuentres un objeto, elemento o escena natural que te provoque una emoción fuerte, que te conmueva de alguna manera, hazle una foto. Si es posible, sube la foto a tu ordenador, o incluso a un blog si tienes uno.
- Junto con la foto, escribe una breve descripción de lo que te impulsó a tomarla y de cómo te hizo sentir esa escena de la naturaleza, en unas pocas palabras o frases.
- Puedes hacer tantas fotos como quieras, pero intenta hacer al menos 10 a lo largo de dos semanas. Ten en cuenta cómo te hace sentir la naturaleza que encuentras a diario, pero espacia las fotos en días diferentes.
- Recuerda: Lo más importante es tu experiencia con lo que fotografías: cómo te hace sentir la naturaleza. No te preocupes demasiado por la calidad de las fotos o por su creatividad.
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