El síndrome del nido vacío surge cuando los hijos o hijas se independizan y dejan la casa de su núcleo familiar. Estos últimos pueden experimentar pensamientos y sentimientos negativos como tristeza, soledad, incertidumbre e impresión de abandono. Esta sensación es denominada como Síndrome del nido vacío. Pero, ¿Qué sucede cuando además la razón es por emigrar a otro lugar?
Si tradicionalmente se ha prestado mayor atención a los efectos psicosociales que la migración provoca en la familia en el país de acogida, es muy importante atender los efectos simultáneos que involucran a los miembros emigrados, así como a los que se han quedado en el país de origen.
Cuando un ser querido emigra, la familia que se queda en el país de origen de alguna manera emigra con ellos.
Carlos Rodríguez
¿Qué sucede cuando lo trasladamos a la emigración?
Hay que ponerse en la situación y circunstancias particulares de cada modelo de familia y cada contexto, solo así podremos entender su complejidad. En un territorio clásico, puede suceder que un hijo/a o nieto/a emigre por las razones y circunstancias que sea. Aquí podemos encontrarnos en dos espectros:
- Ya no vivía con ellos y se marcha por lo que el núcleo familiar que convivía ya ha pasado por esa sensación de nido vacío. Ha experimentado esa adaptación y la procesa en según que grado.
- O seguía viviendo con el núcleo familiar y emigra. Aquí el impacto puede ser doble ya que no solo se independiza si no que se marcha a vivir a otro país. Lo que experimenta el familiar es un proceso de doble aceptación: dejar el “nido” y marcharse a otro país.
Es lógico sentir esta ausencia cargada de sentimientos. No se puede evitar ya que es ley de vida y es sano para los miembros de la familia puesto que la marcha supone una nueva etapa necesaria para el hijo/a. Es inevitable sentir tristeza pero al mismo tiempo se debe estar muy atento a que esa tristeza no se convierta en algo prolongado, nocivo y llene el día a día poniendo en peligro su salud.
Aunque se pueda ir una persona a la otra punta del mundo, seguirá conectada con la familia
Sandra Konrad

¿Qué síntomas y sentimientos puede experimentar una persona?
Básicamente se tienen sensaciones de tristeza, soledad, abatimiento y percepción de abandono. Los síntomas se asemejan a la ansiedad y depresión, al no saber qué hacer sin sus hijos en casa.
También sobrevuela sentimientos como la rabia y el miedo. Este hecho si no se regula bien puede desembocar en problemas de salud físicas y psíquicas significativo que pueden poner en peligro el bienestar de la persona.
¿Qué puede ayudar a afrontarlo?
La base es construir una buena comunicación entre las partes, generar lugares de intercambio y construir rituales cálidos que proporcione apoyo mutuo entre los familiares aunque vivan en la distancia. Pero también entender el espacio de autonomía y responsabilidad propia de las personas implicadas, sobre todo del que se marcha que está construyendo algo que ya hicieron su familiares de alguna manera.
Es un equilibrio en donde transmitir confianza y tranquilidad a los que se van resulta de gran ayuda y viceversa. Pero al mismo tiempo tener la confianza de transmitir ambas partes sus sentimientos, miedos, incertidumbres sin caer en el juzgar y falta de comprensión lo que podría llevar la relación a lugares más nocivos para ambas partes.
Gaston Bachelar que escribió mucho sobre el nido y el hogar afirmaba que “La intimidad necesita un nido” lo que esto quiere decir que requiere de un espacio propio donde expandirse y demandar sus propias formas de experiencias de hogar.
La intimidad necesita un nido
Gaston Bachelar
Herramientas básicas de afrontamiento
- Identificar los sentimientos y expresándolos, poniéndoles nombre para poder regularlos. Aquí es muy importante si se vive en pareja la relación entre ambos sobre todo si son los padres de la persona emigrada, ya sabemos que los modelos de familia son diversos pero se trata de poder expresar sus sentimientos sin temor con las personas que tiene confianza sea cual fueran los miembros de la familia implicados.
- Aceptar la tristeza reforzando los sentimientos positivos como por ejemplo la alegría u orgullo que le genera pensar que su hijo/a es capaz de independizarse, crecer como persona y experimentar vivencia maravillosas fuera buscando una vida mejor. Preguntarse: ¿Qué aspectos positivo tiene que emigre?. Aunque hay distancia física no debe haber emocional por lo que se va a seguir siendo una influencia y apoyo para la persona que se ha marchado. Este enfoque de apoyo mutuo en la distancia es vital.
- Autocuidado personal y social. Aprendiendo a valorarse y cuidarse es una práctica que deberá llevar a cabo siempre y más en esta etapa. Se puede comenzar no descuidando aspectos básicos como ejercicio (aconsejo caminar), Higiene del sueño, la alimentación o ejercicios de relajación y el autocuidado psíquico fomentando un dialogo interno constructivo entre otras cosas. Además, de dedicar más tiempo a sus grupos sociales como amigos o grupos de ocio. Una clave para evitar los sentimientos estresantes es la distracción con actividades para seguir creando una vida significativa solo y compañía a pesar que un miembro de la familia esté lejos. Aquí puedes encontrar un post dedicado justo a este tema.
- Reforzar la relación de pareja o de los miembros que convivía con la persona. Independientemente del modelo de familia, generar lazos afectivos más sólidos con personas que aprecian y les ofrecen positividad es una gran vía de ayuda. Sabemos que en la construcción de apoyos, el 25% se basa en el auto-apoyo, el otro 25% en su pareja o personas muy cercanas que le reportan bienestar y confianza y el 50% restante de apoyos externos. Por lo que valorar y cuidar los apoyos, incluidos en relación al emigrado es básico.
- Mantenerse en contacto mediante las nuevas tecnología de forma sostenible. Esto quiere decir, respectando los espacios de la persona emigrada y esta de sus familiares. A veces es duro porque una pantalla no es un abrazo cálido, pero esta oportunidad actual parar sobrellevar mucho mejor la circunstancia y a la persona emigrada del proceso de duelo a la familia que vivencia. Este hecho Facilita “mantenerse en contacto” con la familia y prestarse apoyo mutuo a pesar de distancia. Esto es sin duda una ventaja ya que permite verse, hablar, compartir las experiencias de alguna manera aunque no lo percibamos en general como lo ideal. Hace no tanto años esto era imposible y más años todavía apenas se tenía contacto por lo tanto es un gran apoyo para afrontar el síndrome del nido vacío
Aunque haya distancia física no debe haber distancia emocional. Se puede construir puentes cálidos de apoyo mutuo basados en el amor, respeto, responsabilidad propia y autonomía a pesar de la distancia
Carlos Rodríguez