La vida me llevó vivir un problema algo complejo relacionado con intolerancias alimentarias y sistema inmune innato que me hizo comprender mejor que papel juega la alimentación en el cerebro y por tanto en el estado emocional y psicológico entre otras cuestiones. No quiero aburrirte con una historia tortuosa pero reveladora que me permitió aprender mucho a pesar de la larga travesía en el desierto que supuso.
Toda esta experiencia de vida y salud me llevó directamente a un terreno apasionante: la neurociencia y la psiquiatría nutricional.
Han sido muchas horas de lectura sobre evidencia científica y aprendizajes propios que luego he ido integrando a mi práctica con humildad y cuidado porque no soy ni nutricionista ni médico inmunólogo.
Hoy sabemos que la alimentación es una herramienta fundamental para regular la cuestión psicoemocional

Y sin más dilación, déjame que te cuente y te presente a nuestra querida patata frita.
Hace no mucho descubrí una investigación muy actual sobre cómo puede afectar una patata frita a tu salud mental, me pareció una representación estupenda que puede darnos una dimensión interesante del impacto que supone nuestra alimentación en nuestra salud.
No pretendo decirte lo que debes hacer o comer porque con este email solo quiero darte a conocer algo y divulgarlo.
El título de la investigación es High fried food consumption impacts anxiety and depression due to lipid metabolism disturbance and neuroinflammation. Básicamente trataron de demostrar que «el consumo frecuente de alimentos fritos está fuertemente asociado con un mayor riesgo de ansiedad y depresión». No te asustes, no te vayas que te lo voy tratar de simplificar.
En una primera parte del estudio los investigadores observaron que las personas (140.000 que no es poco) que comían la mayor cantidad de comida frita (que era más de una porción de comida frita al día) les encontraron que había un aumento del 12 % en el riesgo de ansiedad y un aumento del 7 % en el riesgo de depresión.
Y los investigadores se hicieron entonces estas preguntas: ¿Cómo sucede eso? ¿Cómo es que las frituras pueden perturbar nuestra salud mental?
Pues trataron de contestarlo utilizando un modelo animal de pez cebra y descubrieron que la acrilamida, que es uno de los subproductos que genera el proceso de fritura, causa todo tipo de cambios en la expresión genética en el cerebro del pez cebra. ¿Cómo? personas atiborrándose de patatas fritas, peces cebras. Ya te dije que esto podría ponerse interesante.
No voy a entrar en conceptos densos sobre la acrilamida pero si que es interesante entender que a medida que calientas los alimentos parece que creas este subproducto tóxico y que se encuentra en los alimentos fritos, especialmente en las patatas fritas. Y dado que la dieta occidental se compone de muchos fritos (por no hablar de procesados que es otro tema) es importante conocer que impacto produce.
¿Entonces que pasó?. Los investigadores señalan varios mecanismos por los cuales la acrilamida altera nuestra salud mental al alterar el metabolismo cerebral. ¿Nos es tremendo el impacto que puede tener una patata frita? Nada menos que llegar hasta el cerebro y alterar nuestra regulación genética.
En fin, cosas nada buenas para nuestra salud como alterar el metabolismo cerebral o aumentando la inflamación y disminuyendo la protección de la barrera hematoencefálica.
Pero ¿Qué tiene que ver el pez cebra con la acrilamida y las patatas fritas?. Bueno, al pez cebra le gusta viajar en grupos, es un pez sociable y cuando encuentra algo nuevo tiende a querer explorar juntos.
Pero cuando hay presente mucha acrilamida la cosa cambia ya que se comporta muy diferente siendo menos cohesivo en grupo y menos exploratorio. Este hecho lo correlacionaron con algo que se observa en el estado de ansiedad y depresión: las personas se sienten más aisladas, menos sociables y menos exploratorias cuando luchan contra estas condiciones de salud mental.
Seguro que estás pensando si nunca más podrás comer patatas fritas. Bueno si abusamos quedan las consecuencias claras. Pero se ha descubierto también algo potente y es que que si horneas lo alimentos disminuyes el contenido de acrilamida en aproximadamente un 90%. Una solución saludable para ayudar a tu salud mental y con ello prevenir o regular algo el riesgo de depresión y ansiedad.
Teniendo en cuenta que hay muchos factores en juego más. No vaya a ser que dejemos de comer patatas fritas pero tengamos otros comportamientos poco saludables contra nuestra salud.
La cuestión con este mail era la de escribir algo sobre alimentación y salud mental porque creo que se desecha mucho esta conexión y en los últimos años es enorme el volumen de literatura científica al respecto.
¿Por qué influye tanto la comida a nuestro funcionamiento emocional?
Aquí una respuesta muy clara de de la Dr. Naidoo que dirige el primer servicio de psiquiatría nutricional en EEUU.
- Lo que comemos influye directamente en nuestras emociones porque nuestro intestino y nuestro cerebro están conectados.
- Cuando comemos alimentos poco saludables, los subproductos de estos alimentos dañan nuestro intestino y podemos desarrollar inflamación.
- La inflamación del intestino también provoca problemas en el cerebro.
- Una forma sencilla de empezar a sentirte mejor, además de la medicina y la terapia, es con pequeños cambios en cómo y qué comes.
Muchas de las personas que me leéis vivís en el extranjero y normalmente lo conecto con este hecho. Pero si lo conectara de alguna manera hay que tener en cuenta que cuando emigramos se cambian hábitos y entre ellos los alimenticios. Yo por ejemplo vivo en Múnich y el volumen de patatas fritas y patatas en general que se consume en la cocina local es tremendo. Creo que es saludable estar muy atentos a eso cambios y sobre todo a observar, ser nuestro médicos porque cada uno reaccionamos de una manera a la alimentación aun siendo un producto saludable.
¿Por donde empezar a comer saludable para beneficiar a nuestra salud mental?
Voy a compartir el primer pilar que aconseja la Dr. Naidoo en la materia de psiquiátrica nutricional y es (redoble de tambor): COMER COMIDA DE VERDAD. Es importante seguir la regla 80/20. El 80% de tu dieta debe centrarse en alimentos integrales y reales con mucha fibra. Esto incluye verduras, frutas, frutos secos, semillas, legumbres, cereales integrales y proteínas. El 20% restante del tiempo se permite cierta flexibilidad sostenible. Así de sencillo y de complejo por la forma de vida que llevamos.
Hay muchos más por supuesto como consumir menos alimentos inflamatorios como comida procesada con alto contenido en azúcares añadidos y refinados, colorantes, grasas trans, alto niveles de hidratos de carbono o conservantes. Actualmente parece que casi el 60 % de lo que consumimos pertenece a esta categoría.
Por eso te invito a explorar la psiquiatría nutricional. De hecho ya hay libros divulgativos muy interesantes, serios y asequibles si te interesa la lectura. Solo tienes que mandarme un mail y te recomiendo alguno. Pero tal vez se puede empezar por el Dr. Drew Ramsey que me descubrió esta historia de patatas fritas, peces y salud mental o el de La Dr. Uma Naidoo.
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