Alguna vez me he preguntado cual es uno de los temas que considero más importantes actualmente en psicología. Y podría afirmar sin duda que la autoaceptación sería uno de ellos.
He aprendido por experiencia, a nivel personal y al acompañar a otras personas, que la autoaceptación afecta a muchos aspectos y porque además tiene un peso específico en las diferentes etapas de la vida mientras construimos nuestro yo.
Considero que la relación que tenemos con nosotros mismos influye y determina nuestras experiencias del día a día. Si no aceptamos los que somos, lo que pensamos y sentimos; si nos vemos atrapados en un círculo tóxico en donde obedecer, cumplir, compararse y competir con los demás; si derivamos lo que valemos a través de los juicios y opiniones externas; si anestesiamos nuestro yo auténtico tenemos muchas papeletas para sufrir más de la cuenta y desarrollar una vida no alineada con los valores.
La autoaceptación es el triunfo de la autoestima
Russ Harris

La autoaceptación y la autocompasión son mucho más importantes que la autoestima porque cuando salimos de nuestra zona de seguridad, las cosas no siempre van a salir como nos gustaría.
Unas veces cometeremos errores, pifias y equivociones y en otros momentos saldrá mejor, estaremos más afortunados, tendremos más inspiración y nos comportaremos más alineados con nuestros valores.
Ningún tema es tan humano como los que reflejan, de la confusión de la vida, la relación entre dicha y carga, entre las cosas que ayudan y las cosas que duelen.
Henry James
Cuando las cosas viene mal dadas y ese auto dialogo interno comienza a flagelarnos sin cesar, experimentando esa sensación de “no sentirse suficiente”, es cuando la autoaceptación cobra un sentido fundamental para nuestra salud para poder evitar en la medida de lo posible quedar “atrapado en un sentimiento crónico de no estar a la altura”. Lo que llamó Tara Brach trance of unworthiness (Trance de la indignidad o del no merecimiento).
En dicho trance estamos continuamente evaluándonos y muy menudo percibimos una brecha entre la persona que deberíamos ser autoimpuesta por muchos factores intrapersonal e interpersonal y la experiencia del momento presente de nuestro yo auténtico. Cuanto más grande es esa brecha el sufrimiento va en aumento y como consecuencia sentimos que algo no está bien con nosotros; como una sensación de que nos faltara algo.
La autoaceptación es el sentido o reconocimiento relativamente objetivo de las propias capacidades y logros, junto con el reconocimiento y la aceptación de las propias limitaciones.
Algunos expertos han añadido el término «incondicional» al concepto de autoaceptación para subrayar el hecho de que la autoaceptación no se basa en la autoevaluación con respecto a algún estándar, sino en una postura relacional en la que el individuo se acepta a sí mismo a un nivel muy fundamental (Ellis, 1977).
Tara Brach en un precioso artículo llamado Waking up from the trance of unworthiness cuenta que leyó el testimonio de un profesional que había trabajado con miles de pacientes que se encontraban muy enfermos en cuidados paliativos, donde afirmaba que el pesar más profundo que expresaban estos pacientes era que no había sido fieles a sí mismos. Qué había vivido de acuerdo con las expectativas de los demás, de acuerdo al deber, pero no alineados con sus propios corazones.
Creo que este testimonio tan emocional habla por si solo de varios aspectos que sientan los cimientos de la importancia de la autoaceptación.
- Y el primero versa sobre el hecho de saber diferenciarlo de la autoestima para evitar cargar con el yugo de depender de los demás para sentirnos “validos” o personas ”éxito”.
- Por otro lado identificar y redimensionar que reglas y creencias se nos han adherido en nuestro subconsciente desde la infancia y se expresan en forma de autodiálogo y comunicación alejándonos de quienes queremos ser; la eterna e importante búsqueda del yo auténtico.
- Y finalmente desarrollar un pensamiento crítico y sincero con nosotros mismos para saber identificar nuestros valores y reivindicarlos de forma constructiva en relación a nuestros comportamientos con nosotros mismos y los demás.
Por lo tanto en primer lugar es importante entender que e “triunfo” de la autoaceptación es el “triunfo” del autoestima.
Según el Dr. Albert Ellis en su libro “El mito de la autoestima“, afirma que no es posible tener una autoestima alta de forma constante porque no siempre se pueden alcanzar los objetivos o tener experiencias positivas todo el tiempo.
Por lo tanto para terminar es importante reseñar algunas diferencias entre Autoestima y autoceptación.
- La autoestima se basa en la evaluación del yo, calificando las características, conductas y cualidades de uno como positivas o negativas. La autoaceptación, sin embargo, es la forma en que el individuo se relaciona con el yo en reconocimientos relativamente objetivo de las propias capacidades y logros junto con la aceptación de las limitaciones. De manera que le permite a la persona ser como es ya que no es ni positiva ni negativa.
- La autoestima se basa en comparacionespara evaluar el yo y “decidir” su valor según que casos. La autoaceptación parte de que no existe una base objetiva para determinar la valía de una persona. La persona afirma quién es sin necesidad de comparaciones.
- La autoestima depende de factores externos, como el rendimiento, la apariencia o la aprobación social, que constituyen la base sobre la que se evalúa el yo. En cambio, con la autoaceptación, la persona se siente satisfecha consigo misma a pesar de los factores externos, ya que esta sensación de valía va más allá no se deriva del cumplimiento de ciertos estándares.
- La autoestima es frágil, mientras que la autoaceptación proporciona es más sólida, duradera y constructiva si se trabaja.
El cambio se produce cuando uno se convierte en lo que es, no cuando intenta convertirse en lo que no es.
Arnold Beisser
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